Por los que no están con nosotros.
Por los que faltan y dejaron su ausencia escritas en recuerdos.
Por aquellos que dejaron de ver nuestros ojos y nosotros los suyos, por aquellos que el corazón les falló y dejaron de escribir notas en la partitura de nuestra vida.
Por aquellos que prometieron ser felices y murieron luchando por conseguirlo, por aquellos que no llegaron a serlo y por aquellos que murieron con una sonrisa en la cara tras años, y miles de recuerdos vividos.
Acordémonos verdaderamente de ellos, los Santos de nuestras vidas.
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