jueves, 25 de febrero de 2016

ACOMPAÑA A TU HERMANDAD


Un nuevo año ha pasado, con sus 365 días y sus correspondientes noches. Estamos inmersos de lleno en la Cuaresma, el mundo cofrade  se acelera puesto hay que prepararlo todo para poder realizar la Estación de Penitencia: 

La priostía y albacería se esfuerzan en tener limpios y brillantes todos los enseres, encargar la flor para engalanar nuestros pasos y realzar su belleza, ultimar cualquier tipo de preparativo que pudiera hacer falta para poner la Hermandad en la calle con total garantía; los costaleros realizan sus ensayos para poder portar a nuestros Sagrados Titulares; las bandas afinan sus instrumentos para poder interpretar con calidad las marchas que acompasarán el andar de los pasos; los artesanos redoblan esfuerzos para tener listos los encargos realizados por la Hermandad; las Autoridades y Cuerpos de Seguridad se ponen de acuerdo para dar los últimos retoques al plan estratégico a seguir en la ciudad  durante esta Semana Mayor…

Y así, un largo etcétera de actividades que se suceden sin que apenas nos demos cuenta, pero… ¿Qué le falta a todo esto para que tenga sentido y utilidad? Pues le faltas TÚ, porque si no acompañas a tu Hermandad no habrá cortejo que poner en la calle, y por tanto, todo lo anterior habrá sido un esfuerzo en vano.

Un enser puede ser una obra de arte, pero si no hay nazareno que lo porte, únicamente podrá ser admirado en una exposición.

Nuestro Cristo puede Expirar una y otra vez por nuestras calles, pero si no hay nazarenos con cirios iluminando Su camino, Su agonía no tendrá fin.

Nuestro Cristo puede cargar con todos nuestros pecados, pero si no hay penitentes que cojan su cruz y le sigan, Su sacrificio no servirá.

Nuestra Madre puede derramar lágrimas en Su Mayor Dolor, pero si no hay hermanas camareras que le ofrezcan su pañuelo para enjugarlas, seguirá humedeciendo Sus mejillas.

¿No te das cuenta? Sin ti, la Hermandad no es nada. Necesita del Hermano que vista su túnica nazarena (bien con cirio o cruz), de la hermana que acuda ataviada de negra mantilla española. Necesita de esos niños que esperan el Viernes Santo ansiosamente, y que apenas pueden dormir deseosos de vestirse de monaguillos. Estoy seguro que para ellos es casi como una “segunda noche de reyes”, aunque esta vez el regalo sea lucir orgullosos su medalla y acompañar a sus Titulares.

La Hermandad la formamos todos, no sólo una Junta de Gobierno, ni unos costaleros, ni las bandas que ponen su trabajo a nuestro beneficio, no… todos somos necesarios, todos formamos un engranaje perfecto en donde si una pieza falla, el resto no funciona. Y la pieza más fina y delicada de todo esto es el Hermano anónimo, el que acude a sacar su papeleta de sitio ilusionado un año más, el que plancha su hábito, lo cuelga y lo mima hasta que llega el momento de vestirlo.

El que se cubre su rostro con el capillo y sale de su casa con el corazón acelerado, tratando de llegar por el camino más corto a la Iglesia, descubrirse ante sus Titulares, rezarles y decirles: “Todo el año estáis junto a mí y no me falláis, hoy seré yo el que esté con Vosotros

El que camine junto a sus hermanos formando grandes filas de color blanco y negro escolapio, iluminando el camino de la Verdad, mostrando el camino de la Fe… ese hermano que en silencio reza y pide por los suyos.

El que sujete con fuerza una cruz de madera y cargue con ella sin pesar, siguiendo los pasos del Cristo Expirante de Granada.

De esa hermana que desde la humildad, se siente camarera de la Virgen, y no la deja sola en el Mayor Dolor que siente al perder a Su Hijo; que la acompaña y reza con ella.

Ay… qué sería de nuestra Hermandad si TI. Por eso no lo pienses más, no lo dudes, y este año acompaña a Tu Hermandad, siéntela, vívela, hazla tuya… y te prometo que será una experiencia única, que año tras año querrás volver a vivir, pero que nunca será igual. Esa es la fuerza de la Fe, la verdad de uno mismo, la devoción que le profesas al Cristo de la Expiración y a María Santísima del Mayor Dolor. Suena a tópico pero…

QUE NO TE LO CUENTEN, VÍVELO TU MISMO, ACOMPAÑA A TU HERMANDAD

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