Retomamos
las entrevistas acercándonos hasta las instalaciones de TG7, donde nos
atiende gustosamente D. Jorge Martínez Garzón. Allí lo encontramos junto
a una "alcochofa", que ha sido su compañera de este viaje de periodismo
cofrade durante ya más de tres décadas, ese es el tiempo que lleva
colándose en nuestros hogares mediante las ondas radiofónicas,
televisivas, digitales y prensa escrita, para acercarnos todo lo que
acontece en torno a nuestras Hermandades y el movimiento cofrade en
general. Quizá no se le ha reconocido el trabajo que viene realizando,
apoyando a nuestras Hermandades y Cofradías como el que más, apostando
por este "mundillo" cuando apenas levantaba el interés de unos pocos,
dándole la alternativa a jóvenes cofrades que han llegado ser incluso
Hermanos Mayores de sus corporaciones. Se puede decir que ha ido siempre
un paso por delante, generando un movimiento de cambio y mejora en
nuestro ambiente, siempre desde el respeto y la humildad. Hoy, le toca a
él ser el protagonista y que nos deje conocerlo un poco mejor:
Pregunta de rigor, el cofrade nace o se hace.
Creo que las dos cosas. En estos
momentos la gran mayoría de los cofrades granadinos nos hemos hecho pero
también es cierto que estamos facilitando nuevas generaciones de hermanos que
ya van creciendo al sonido de una corneta, al amparo de una hermandad y al
regusto de un costal. Mi esperanza de futuro está en los que sí han nacido ya
bajo el sello de una familia cofrade que, espero, sean mejores que nosotros.
¿Cómo y cuando te involucras en el
mundo cofrade?
Desde muy pequeño me atraía este mundo.
Nací en calle Reyes Católicos y pasaban cada año todas debajo de mi balcón. Eso
me comenzó a llamar la atención y me gustaba. Luego llegaron ya los años de
compromiso, a finales de los setenta y en 1981 la vinculación definitiva a la
trabajadera del paso de la Virgen de la Soledad, de San Jerónimo.
¿Te consideras un cofrade conservador o progresista?
Progresista en casi todo. Conservador en la esencia única y
verdadera de una hermandad: La pertenencia a la Iglesia Católica y a la
doctrina que emana de la fe. En lo estético, más que progresista, avanzado.
Dispuesto siempre a aprender, a mirar a todos los lugares donde tenga sentido
un cortejo nazareno.
¿Cómo ves la salud cofrade actualmente en nuestra ciudad?
Con absoluta honestidad: bastante
regular. Verás, creo que gozamos de respaldo popular, no todo el que
quisiéramos pero bastante más del que podíamos pensar hace treinta años. La
Iglesia es más colaboracionista que antaño. Estamos más, somos más número, capaces
de emprender metas más altas y de ilusionarnos con proyectos de altura, pero si
la esencia básica que es la vida de hermandad, la participación en la vida
comunitaria, la asistencia a los actos religiosos y el compromiso con nuestra
fe, no se enriquece, el mérito de todo lo anterior es nulo. Y por tanto el
peligro de continuidad estará siempre latente. Debemos estar con las lámparas
encendidas para saber tamizar la esencia de lo superfluo y en ello tenemos
todos responsabilidad.
Haznos un balance de tu experiencia
como cofrade en general.
Es complejo hacer un balance de la vida
de un cofrade que se dedicó a hacer de su pasión una forma de trabajo. No he
podido vivir la vida en mi hermandad con la dedicación que me hubiera gustado.
Ahora pienso que cuando me jubile le daré todo lo que no he podido ofrecerle en
estos años. En el platillo de lo positivo, he disfrutado mucho con las
cofradías granadinas, he podido narrarlas, he podido expresarme como cofrade,
he aprendido a morderme la lengua, a moderar mis criterios, a compartirlos. Me
ha faltado poder vivir con mis hermanos las noches de montajes, más momentos
íntimos en el seno de una cofradía. Echo mucho de menos una trabajadera y
dejarme llevar bajo la celosía de un respiradero. Hoy veo a mi hijo disfrutar
de lo que yo me dejé atrás y siento una enorme alegría.
¿Algún momento cofrade que recuerdes
cariñosamente?
Muchos, afortunadamente. Pero hay uno
que siempre me hace disfrutarlo cuando lo recuerdo. Un ensayo de la cuadrilla
de la Soledad en el monasterio de San Jerónimo. Por fuera la voz de Antonio
Sánchez Osuna, la marcha “Ione” en el aparato de música. A mi lado, mis
hermanos de la cuadrilla, mis amigos... entrar a San Jerónimo y verla a Ella
con esos recuerdos me sigue emocionando. Luego, otros muchos más bajo el
capillo de mi hermandad del Santo Cristo de San Agustín. De ésta, la bajada del
Señor para la restauración de la cruz de plata. Momentos tan bonitos como
emotivos e íntimos. Los almaceno con especial mimo en mi memoria.
¿Cómo influyen los medios de
comunicación en nuestras Hermandades, y viceversa?
Yo creo que no se debe hablar de
influencia, sino de colaboración. Los medios pueden aportar popularidad a las
cofradías y éstas, al menos a mi, me ofrecen siempre muchas lecciones. Creo que
somos complementarios y nunca contrincantes. Quien quiera verlo de otra forma
pienso que pierde el tiempo. Ni los medios informativos pueden sobresalir sobre
las hermandades ni éstas sentirse invadidas por los medios. Son temas que
interesan a los ciudadanos y, espero, sigan interesando cada vez más.
¿Ves suficiente el tiempo y espacio
dedicado a nuestra Semana Santa en los medios?
Siempre nos quedaríamos cortos. Muchas
veces no es sólo tema de tiempo sino de hacer un producto que sea agradable y
atractivo a todos. Me planteo más servir a la sociedad granadina lo que hacen
las hermandades que hacer un programa específico para los cofrades. Es más rico
poder enseñarle a nuestros vecinos la vida de las cofradías que dejar
satisfechos a los cofrades con programas
densos que solo podrían interesarle a una minoría.
Para los cofrades, como para todos los
seguidores de programas divulgativos, todo el tiempo es poco. Siempre estaremos
dispuestos a ver un taller de bordado u orfebrería, a escuchar música cofrade y
ver los preparativos de la Semana Santa aunque sea agosto. Todo nos parecerá
poco. En cualquier caso hay que tener en cuenta que las empresas no atraviesan
el mejor momento y por tanto hay que equilibrar presupuestos. En prensa el
costo de la información se calibra de una manera, en radio de otra y en
televisión, también es diferente. Internet nos facilita la posibilidad de
realizar información cofrade de manera más económica y por ahí se abre un
camino de futuro que nos traerá muchas sorpresas. Buenas y no tan buenas.
Como periodista cofrade, ¿tienes algún
anhelo, petición o reivindicación?
La principal preocupación como cofrade
e informador es ser capaz de hacer ver a todos los oyentes, lectores o
espectadores que por encima de todo esto es una manifestación religiosa. No
vale sólo lo tradicional y popular, el movimiento de masas y otras muchas
parafernalias que nos inventamos para justificar a una hermandad. Esto es por
encima de todo un movimiento cristiano y católico de mujeres y hombres de fe.
Que nada ni nadie nos distraiga la finalidad de las cofradías que no es sino la
de incardinar en la sociedad la experiencia de la fe. Somos los tentáculos de
la Iglesia que se filtran en la sociedad. Así fue, así lo es y así debe seguir
siendo. Y mucho ojo con quienes desean desnaturalizar a las cofradías de este
sentido. Aquí cabemos todos pero la finalidad es siempre la religiosa. Los
demás aditivos están ahí, son precisos y no se pueden olvidar para un cofrade.
Pero la meta está siempre en el Evangelio, no en el turismo.
¿Qué noticia te gustaría dar?
He tenido la enorme suerte de
retransmitir el paso de palio de la Virgen del Mayor Dolor, en Roma; la vi
nacer en el taller de Álvarez Duarte. He narrado tres coronaciones canónicas,
el paso de misterio de Jesús Despojado, ante el Santo Padre, en la JMJ; He
contado la entrada de las cofradías en la Catedral para cumplir la estación de
penitencia. He vivido el Año Jubilar del tercer Milenio; dos años Jubilares
Marianos, el Centenario de la Coronación de la Virgen de las Angustias con su
salida extraordinaria, la “Passio Granatensis” y la peregrinación mariana
“María, Madre de Granada”. ¿A que puedo
aspirar ya?, seguramente a contarle a los granadinos que los cortejos de
nazarenos son mucho más participativos. He dado muchas noticias cofrades, la
gran mayoría, buenísimas.
Pasemos a hablar un poco sobre mi Hermadad Escolapia... Personalmente, ¿Cómo ves la Hermandad
de Escolapios haciendo una mirada global?
Es una cofradía por la que siento una
enorme afinidad. Es cofradía de Viernes Santo y siempre sus túnicas nazarenas
me evocan a mi padre, antiguo alumno escolapio. Quizás por ello siempre que voy
a San José de Calasanz me resulte tan gratificante. Si me preguntas por una
respuesta más comprometida, te puedo decir que, a nivel general creo que es una
hermandad a cuyos hermanos les haría falta un paso más decidido hacia el
frente, si me permiten esa apreciación, y con el debido respeto a todos ellos.
Y ¿cómo crees que se ve en el mundo
cofrade en general?
Creo que es una cofradía que goza de
especiales cariños. Pero también es cierto que tal vez de la impresión de ser
una cofradía un poco aislada. Pero debe ser una impresión muy personal que
seguramente no se corresponderá con la realidad.
Todos tenemos una Semana Santa
idealizada en nuestra mente, ¿cómo se presenta Escolapios en la tuya?
La veo... con mas hermanos vistiendo el
negro y blanco de sus túnicas nazarenas. El templo siempre lleno como el
Domingo de Pasión cuando se sube al Señor a su paso. La veo con una acción
social generosísima, lejos sólo del reparto de alimentos y propiciando, por
ejemplo, proyectos educativos en lugares donde las Escuelas Pías no pueden
alcanzar sus manos.
¿Qué destacarías de esta corporación
nazarena?
La afinidad de los recuerdos. Me
encuentro a muchos granadinos en citas que no son cofrades que, cuando echan
mano de sus recuerdos, siempre tienen alguno para la cofradía del colegio en el
que cursaron sus estudios. Eso me produce mucha incertidumbre pues no encuentro
el motivo por el que la cofradía no pudo, no supo o no quiso atraerlos para dar
el paso definitivo de su incorporación y, lo que hubiera sido mejor aún, de su
fidelidad a la cofradía y a sus Titulares.
¿Qué momento de su Estación de
Penitencia recomienda? ¿Por qué?
Cualquiera. Me gusta descubrir siempre
instantes nuevos, personales, capaces de pillarme pellizco en el corazón. Pero
confieso que hay un instante que me evoca siempre sentimientos especiales. Es
cuando, una cámara a la altura del rostro de la Virgen del Mayor Dolor es capaz
de recoger ese semblante que no se si llora o me mira y me sonríe. El fondo de
ese instante es el río Genil.
Todas las Hermandades pueden mejorar, a
tu entender, ¿en qué debería de hacerlo mi hermandad?
Soy sincero, lo prometo. En la
capacidad de no aburrir a nadie, de no excluir a nadie y de no dejar en la
acera a ningún hermano.
¿Tienes alguna anécdota relacionada con
la Cofradía?
Muchas. Desde uno de aquellos
encuentros en el puente sobre el río Genil en el que creía que me moría por el
humo de las bengalas hasta los varios viajes al taller de Álvarez Duarte para
ver el trabajo en la imagen de María Santísima. Uno de los momentos que mas
recuerdo tristemente es cuando hace unos años se encajó la imagen del Señor en
el arco de salida, lo pasé fatal. Todos compartimos momentos especialmente
señalados con esta hermandad pero sin lugar a dudas los vividos en Roma, con la
banda de música en el regreso tras la Virgen del Mayor Dolor o las palabras del
padre Enrique Iniesta, pletórico de alegría tras recogerse el palio en San Juan
de los Florentinos cuando nos emocionó con sus palabras... “¡Roma siempre será
Roma¡”.
Hay un recuerdo entrañable que quiero
compartir con los hermanos de la cofradía. No es específicamente de Semana
Santa sino de los preparativos de la peregrinación a Roma. En la Academia
Española en Roma, asomado a la ventana, por la noche, después de los trámites
realizados durante todo el día, cansados, hablaba con mi compañero de
habitación, Luis Recuerda. Roma estaba tendida a nuestros ojos y nosotros
imaginábamos a la Virgen del Mayor Dolor caminando por aquellas calles. Te
prometo que aquella frase “¡A Roma con Ella¡” sigue siendo una motivación en mi
vida cofrade. Un viaje salpicado de anécdotas, de vivencias internas, de
comunión con Roma, acompañados por José María Ortiz, Juan García Montero y
Cristóbal Casares. ¡ Inolvidable ¡.
Para terminar, un sueño cofrade.
¿Solo uno?. Te diré dos. Uno general y
otro personal. Sueño con unas hermandades que cuando se hagan cofradía en la
calle gocen de, al menos, el cincuenta por ciento de los hermanos de nómina
vistiendo la túnica nazarena. En lo personal... sueño con unos minutos, unos
pocos al menos, bajo las trabajaderas de la Madre de Dios de la Soledad. Delante,
mi capataz de entonces, Paco Delgado. En un costero, de contraguía, la voz de
Paco Tejerizo y Mario Delgado. A mi vera, Vicente Sabater. Detrás, Cecilio
Aguilar. Próximo a mi palo, Javier Gómez, Javier Dougnac, Manolo Delgado,
Miguel Ángel Hita, mi hermano Miguel Ángel. Y dentro también, mis dos hijos.
Con esos minutos podría ya seguir respirando muchos años más.
Sólo me queda darte las gracias por el tiempo que me has concecido para la realización de esta respuesta, y nuevamente darte las gracias de corazón, por el tiempo que le dedicas a la difusión de todo lo bueno que hacemos las Hermandades, que no es poco. Un abrazo, y aquí tienes tu casa para lo que necesites.
Sólo me queda darte las gracias por el tiempo que me has concecido para la realización de esta respuesta, y nuevamente darte las gracias de corazón, por el tiempo que le dedicas a la difusión de todo lo bueno que hacemos las Hermandades, que no es poco. Un abrazo, y aquí tienes tu casa para lo que necesites.
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