viernes, 1 de agosto de 2014

ENTREVISTA A ÁLVARO BAREA

En esta ocasión, para continuar con el apartado de entrevistas, he querido buscar una persona ajena a nuestra Hermandad, para comprobar como nos ven desde fuera. Muchas veces somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno, e ignorar la viga del nuestro propio. Pienso que no está de más conocer la visión del mundo cofrade en general, podría darnos muchas respuestas a nuestro sino.
 
Me he acercado a la tienda "Hugo de Monfort" en plena calle Reyes Católicos, y rodeado de lienzos ilustrados con obras de arte, he tenido la oportunidad de charlar con D. Álvaro L. Barea Piñar, conocido cofrade granadino, a quien hemos podido ver presentando distintos carteles, participando en numerosas tertulias o pregonando al Realejo en el 2008.

 
Vamos a comenzar conociéndolo un poco como cofrade:

Pregunta de rigor, el cofrade nace o se hace.

Las dos cosas: hay cofrades que vienen influenciados por la cuna que los arrulló y otros que ven luz en las tinieblas cuando alcanzan cierta madurez. La cuna no garantiza ni la calidad del cofrade ni su continuidad, así que bienvenidos sean ambos métodos.

¿Cómo y cuando te involucras en el mundo cofrade?

Soy la tercera generación de miembros del Silencio en una familia que ya tiene cuatro, así que me viene de cuna en ese caso particular. Luego fui seleccionando devociones y corporaciones que completaran mis inquietudes cofrades en diversos aspectos, así hasta pertenecer a la nómina de cinco: cuatro granadinas y una sevillana.

¿Te consideras un cofrade conservador o progresista?

¿Hay que elegir?. Supongo que cada circunstancia apareja un modo de actuar acorde a lo que sea necesario. Un cofrade, como miembro de una asociación eclesial que es, debe ser de naturaleza conservadora para determinadas cosas relativas a la tradición, las costumbres, el respeto a la herencia recibida, etc. Pero a la vez, debe tener los pies en el suelo con respecto al momento en el que vivimos, a la evolución que tienen todas las cosas (incluida la propia Iglesia, como bien está demostrando el Papa Francisco) y a la necesidad de adaptación que también deben tener las Cofradías para su propio bien y su persistencia en el tiempo.

¿Cómo ves la salud cofrade actualmente en nuestra ciudad?

Pues depende de si, para mirarla, te pones la bata de médico o las gafas de turista. Si vas de turista, creo que el nivel que se ha alcanzado en lo estético ha avanzado muchísimo en pocos años, poniéndose a la altura de resultar interesante y grata de contemplar. Si te pones la bata de médico le veo una buena fachada para lo preocupantemente podrida que, generalmente, está por dentro. Más claro: el agua.

Haznos un balance de tu experiencia como cofrade en general.

Un balance cofrade, para que sea ecuánime, debe hacerse quizás con mayor madurez de la que yo aún presento. Es cierto que son ya 40 años los que llevo en esto, pero no dejo de aprender cada año, de caerme y de levantarme, así que quizás sea demasiado aventurado realizarlo ahora mismo. Quepa contestar que, de momento, gana lo bueno a lo malo: si no fuera así ya no estaría en esto. He visto a muchas personas huir de este mundillo. Yo sin embargo aún aguanto el tirón porque le saco experiencias verdaderamente positivas.

 
 
¿Algún momento cofrade que recuerdes cariñosamente?

Muchos: aquellas idas a San Pedro de la mano de mi padre para salir en el Silencio siendo muy pequeño, aquellos primeros ensayos de costaleros de las interminables cuaresmas de los años 90, algunos momentos de muchísimo pellizco “piando” debajo del Señor de la Cena, el día en que le puse a mi hija su primera medalla al cuello, vivencias con mis amigos viendo Cofradías, la mañana de la Magna Mariana con la Esperanza, noches en vela trabajando para comprobar que luego algo salía adecuadamente, mi primera salida debajo del Santo Cristo de San Agustín, la primera mañana de Corpus con el misterio de la Cena para llevarlo al altar, la primera vez que pedí venia con el Silencio, las caras de la gente y la ovación tras pronunciar el Pregón del Realejo… he hecho de todo, así que podéis imaginar.
 
 
 

¿Cómo te describirías como cofrade en tres palabras?

Trabajador, sentimental y detallista.
 


SOBRE LA HERMANDAD ESCOLAPIA
 
 
 
Personalmente, ¿Cómo ves la Hermandad de Escolapios haciendo una mirada global?

Es una corporación con dos hermosas imágenes, con mucho gusto para todo aquello que tiene que ver con la estética (priostía, vestimentas, altares de cultos, etc.) y muy agradable de contemplar en la calle.

Y ¿cómo crees que se ve en el mundo cofrade en general?

Bastante acorde con el ya comentado nivel estético que están alcanzando las Cofradías de Granada para el poco número de hermanos que tienen y el menor número activo de ellos que se suelen involucrar en las tareas de gobierno, administración, trabajo y gestión de las mismas.

Todos tenemos una Semana Santa idealizada en nuestra mente, ¿cómo se presenta Escolapios en la tuya?

Pues quizás con un cortejo más amplio en la calle, mucho más arropada de gente, con muchas y diversas convocatorias a lo largo del año no exclusivas de lo estrictamente recogido en reglas… vamos como idealmente se presentaría casi cualquiera de las de aquí y que tanto comparamos con las de otros sitios cuando acudimos de visita.
 
 
¿Qué momento de su Estación de Penitencia recomienda? ¿Por qué?

Es curioso: a mi particularmente me gusta mucho ver vuestro paso de Cristo de día, y sin embargo prefiero el paso de palio de noche. Creo que a la dulzura y la policromía de la Virgen le va mucho mejor la candelería ya quemada, la oscuridad de los bordados, etc. Así que podría recomendar la salida del Señor al Paseo de los Basilios, con el verdor de los árboles de la ribera del río, y volver con el paso de palio por la Carrera de la Virgen. Echo en falta una calle sinuosa y estrecha de regreso para ese palio, la verdad sea dicha.

 
 
 
¿Qué destacarías de esta corporación nazarena?

La armonía que ha conseguido renovando sus dos pasos; la incuestionable belleza de la Virgen del Mayor Dolor; el excelente nivel que ha conseguido en sus montajes de altares (tanto de quinarios y triduos como de besamanos); el buen andar de sus cuadrillas de costaleros; la calidad de las cosas que van incorporando al patrimonio de la Cofradía

Todas las Hermandades pueden mejorar, a tu entender, ¿en qué debería de hacerlo mi hermandad?

Pues, por ejemplo, algo que me llama poderosamente la atención es que, residiendo junto a un colegio, la Hermandad no explote más ese recurso volcándose con las nuevas generaciones para involucrarlas en esto. Si no hacemos por perpetuar nuestras costumbres entre los más pequeños, mal futuro tenemos. Echo de menos dos o tres tramos más de niños del colegio o actividades exclusivamente enfocadas a la juventud como sé que hacen otras corporaciones de fuera de Granada que están vinculadas a centros educativos.

¿Tienes alguna anécdota relacionada con la Cofradía?

Sin ser yo miembro de la Hermandad, puedo decir que sí que tengo y he tenido mucha vinculación personal con determinados hermanos vuestros que me han hecho sentir muy a gusto cada vez que he pisado vuestra sede (a veces sólo, a veces con mi hija o con otras personas). El trato con las personas es lo que, en muchas ocasiones, hace diferentes a los sitios, y yo he tenido la suerte de sentirme siempre bien recibido en vuestra casa. Mi especial deleite por vuestra Virgen me ha permitido poder estar relativamente cerca de Ella y me ha generado preciosos momentos con mi hija desde muy pequeñita, por ejemplo.

 
¿Algún momento especial que hayas vivido, o te haya hecho vivir?

 
Yo fui de los desafortunados que en su día no pudo acompañar a la Virgen a Roma, y me hubiera gustado muchísimo hacerlo. Sin embargo y, a través de amigos íntimos, viví con cierta intensidad todo aquello y me sentí muy orgulloso de que una Cofradía de mi tierra diera ese testimonio de fe, entrega y trabajo tan lejos de aquí, representando a una Semana Santa que no es tan popular como otras.
 
 
 

Para terminar, un sueño cofrade.

Pues me gustaría mucho que las Cofradías empezaran a ser un poco más Hermandades: que volvieran a aquellos orígenes asistenciales y personalistas que tuvieron en sus inicios antes de que la Desamortización se lo cargara casi todo. Que se diera más importancia al hermano: a su opinión y a sus necesidades. Que no se nos tratara como un simple número a la hora de votar o de pagar una cuota. Si se cuidara a las personas que componen las Cofradías lo mismo que cuidamos de engordar el patrimonio a lo mejor veríamos cultos llenos de gente, consiliarios contentos con nuestras actuaciones, casas de hermandad con vida, cortejos mucho más nutridos en la calle… y tendríamos más peso ciudadano del que tenemos. No podemos pedir a los demás que nos tengan en cuenta cuando nosotros mismos no cuidamos siquiera de las personas que tenemos en nómina. Así que sueño con Cofradías menos huecas, menos falsas y más centradas en atender a las personas que las integran: donde los individuos sean al menos tan  importantes como otra serie de cosas… Lamentablemente creo me moriré sin verlo.

Gracias por querer conocer mi opinión sobre todo esto, aun no siendo hermano de los Escolapios. Se os aprecia.

Álvaro Luis Barea Piñar.

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