Hoy
gracias a las nuevas tecnologías (véase este blog), tenemos la ocasión de poder
hablar de Hermandades y Cofradías durante todo el año. Algo bueno y malo a la
vez. El problema es que lo solemos aprovechar más para buscar la crítica que
las buenas noticias, o se le da un uso comercial en vez de formativo. En fin,
cosas de la tan famosa globalización y el consumismo propio de la sociedad en
la que nos ha tocado vivir.
A
mi me resulta extraño presenciar como, con todo el auge de nuevas tecnologías
en el que estamos inmersos, donde un día sí y otro también, leemos noticias de
intento de nuevas fundaciones de bandas, hermandades y/o asociaciones, de venta
masiva de DVDs y/o Cds, estrenos de ajuar y/o enseres maravillosos, etc… las
vidas internas de las Hermandades se ven reducidas al máximo.
Ahora
en verano es más o menos lógico que “mueran”, debido al éxodo de la gente, y
porque hasta la propia Iglesia vive el tiempo Ordinario, y hasta se reducen las
celebraciones litúrgicas (sin ir más lejos, nuestra Parroquia suspende la misa
de 13:30h de los domingos hasta nuevo aviso, que será a mediados de Septiembre
seguramente). La Hermandades en general no se activan hasta Cuaresma,
curiosamente cuando empiezan a verle las orejas al lobo (la Estación de Penitencia),
y hay que buscar quien colabore en montajes y acuda a los cultos. ¿Por qué?
Porque no hay una estructura formada, porque no hay un sentimiento arraigado,
porque no existen unos valores internos. Hoy por hoy, sálvese quien pueda,
hemos pasado a ser prácticamente un atractivo turístico más, un museo andante,
a una manifestación religiosa.
Así
las cofradías se llenan por fuera y se vacían por dentro. Y ante ello somos
nosotros los que tenemos que dar un paso al frente y ponerle remedio. Ardua
tarea esa. Hay algunos rasgos que creo que a todos nos suenan: la falta de
asistencia de hermanos a los actos que organiza la hermandad a lo largo del año,
la falta de vida interna de las cofradías, la escasez de compromiso de unos y
de otros (filas muy limitadas de nazarenos, dificultad para conformar Juntas de
Gobierno y grupos de trabajo numerosos), y lo más dramático de todo:
suponiéndonos todos hermanos, no somos capaces de hacer piña en torno a lo
mismo, y no contentos con eso, nos proponemos hacernos daño los unos a los
otros, sin ver que realmente el daño se lo estamos haciendo a la Hermandad, que
es la que verdaderamente perdurará en el tiempo.
Gran
parte de culpa de todo esto no la tienen las Juntas de Gobierno en su
totalidad, sino que cada uno debemos cargar con nuestra propia cruz y asumir
nuestro grado de culpabilidad. Las Juntas pueden intentar organizar todo tipo
de actos (aunque no suelen hacerlo), pero si luego no va apenas gente, ¿es
culpa suya? Muchos pensaréis que sí,
porque no se va porque están ellos. Y digo yo, ¿sólo están ellos?, ¿no hay un
conferenciante? ¿no hay más gente con la que sentarse en la misma mesa o banco?
¿acaso en la Estación de Penitencia no vamos cada uno solos bajo nuestra
túnica? Y lo más importante, ¿acaso no están nuestros Titulares a los que les
rezamos? Siento decirlo así de fuerte, pero esto no es una peña de fútbol donde
me apunto con mis amigos, sino que es una Hermandad, donde estoy por un
sentimiento, una devoción… a la que si encima le uno una amistad, mejor que
mejor. Si sólo me muevo por esto último, nada tiene sentido, y lógicamente
tiene fecha de caducidad.
Ante
todo esto surge la gran duda: ¿cómo se soluciona todo esto? Lógicamente no
sirve con un simple cambio de nombres en la Junta de Gobierno, porque seguirán
los mismos problemas, pero cambiados de bando. Lo blanco se vuelve negro, y lo
negro blanco. Hay que cambiar las formas de pensar, hay que volver a las
raíces. A todos nos gusta sacar grandes y bellos pasos dentro de un cortejo
barroco, pero todo esto debería ser la
culminación de una verdadera Hermandad, donde un grupo de personas
confraternizan en torno a una devoción.
Por
tanto, y para concluir con esta primera reflexión, creo que lo primero que hay
que hacer es saber escuchar a los hermanos, y ver que es lo que proponen o
quieren para la Hermandad, sabiendo distinguir los que piensan en 1ª persona, y
los que buscan el bien común de la corporación nazarena. Una vez realizado eso, hay que poner la
maquinara en marcha para poder lograr lo que los hermanos solicitan, buscando
la mejor opción y las personas más idóneas (o al menos ilusionadas) en poder
llevarlo a cabo. Aquí todos debemos de aportar, porque tengo muy claro que para
poder exigir, hay que ayudar (yo no puedo reclamar parte del pastel, si no he
aportado un solo céntimo para su compra).
En
definitiva, si queremos que una Hermandad funcione y se comporte como tal todo
el año, TODOS debemos de colaborar, por supuesto siempre con una actitud
positiva; y las Juntas de Gobierno está claro que deben de dejar colaborar, y
en muchas ocasiones, dar su brazo a torcer para que se imponga la lógica y la
cordura del grueso de hermanos. Insisto, la Junta tiene que representar a
TODOS, no sólo a unos pocos.
Lo
dicho, ENTRE TODOS hay que hacer una Hermandad grande.
PD:
Ruego que si se comenta éste artículo, se haga siempre desde la cordura y el
respeto, manteniendo el aire conciliador y constructivo que deseo para este
blog. Muchas gracias.
Verdades como puños lo que se puede leer en esta reflexión,aplicable a todas las cofradías,no sólo a Escolapios. Enhorabuena por el blog ya que tiene muy buena pinta para aprender de esta hermandad. A ver si la gente se anima a participar, que es la única forma de ayudar y cambiar las cosas.
ResponderEliminarGracias por tu comentario,aunque agradecería que no fuesen anónimos. Espero que la gente se anime a ir comentando más y vayamos debatiendo y aportando entre todos,que de eso se trata. Un saludo
ResponderEliminarCreo que el ser verdaderamente una hermandad se desconoce porque no hay formación y, por lo tanto, no se sabe que somos, ni se entiende a que vamos a hacer lo que hacemos ni el por qué lo hacemos; así que lo que hace falta para ser una verdadera hermandad es una extrema coherencia con la esencia de una hermandad, con su sentido primero y fin último los cuales, vuelvo a repetir, no se pueden llegar a vislumbrar nunca sin formación espiritual. En este sentido vuelves a dar en el quid de la cuestión José Antonio.
ResponderEliminarQuisiera agradecer tu comentario. En referencia al mismo, creo que es evidente que hoy por hoy es impensable que toda la nómina de hermanos acudiesen a unas charlas de formación. Pero si sería positivo intentar que los más jóvenes se fueran concienciando donde están y por qué, ya que son ellos quienes regirán todo esto en un futuro, y por tanto, los que deberán de saber lo que hacen para obtener un buen resultado. Actualmente, creo que como mínimo las Juntas de Gobierno deberían de recibir esa formación y saber donde están, y a partir de ahí, avanzar en el trabajo.
ResponderEliminarUn saludo, y a seguir comentando en el blog.
efectivamente no podemos pretender que todos los hermanos asistan con unanimidad a medios de formación, pero tampoco podemos pretender que asistan a estos cuando no se realizan. Siempre que asista aunque sea un solo hermano a uno de estos medios de formación, merece la pena celebrarlos ya que la piedra angular de una hermandad es la formación. Sin ella no entendemos por qué pertenecemos a ella ni por qué hacemos lo que hacemos, amén de ser la formación una misión que se encomienda a, en concreto, nuestra hermandad a través de sus reglas y estatutos. Agradecerte a ti el interés que pones por crear canales para el diálogo fruto del interés que te tomas por la hermandad, hecho también muy de agradecer.
ResponderEliminarEl problema de todo esto es el mismo, el no poseer una base. Se trabaja más de "cara a la galería", que pensando en los propios hermanos, por tanto a estos se les da de lado en muchos aspectos. Simplemente interesan para aumentar la nómina, y para intentar que vistan la túnica... Personalmente pienso que esto último sería más fácil si se tiene contentos a los hermanos en muchas facetas, si se sienten partícipes de la Hermandad, y sobre todo, si se les explica qué es la Hermandad.
ResponderEliminarUn saludo.