
Son 30 años ya, que se dice pronto, suficientes como para escribir mil y una anécdota, para haber sufrido y disfrutado muchísimas chicotás eternas (como las de Roma, por ejemplo). Años como para haber "bautizado y retirado" a muchos costaleros bajo esas trabajaderas. Años para que varias manos acariciaran su martillo y el eco de algunas voces de capataces resuenen aún entre sus respiraderos.
Y de todos y cada uno de esos años, de esas Cuaresmas, de esos ensayos, de esas Estaciones de Penitencia... puede dar cuenta el bueno de Pepe Ferro, quien comenzó aquella bendita locura en 1987, y hoy en día sigue disfrutando de ser los pies de su Madre del Mayor Dolor.
A todos y cada uno de los que han pasado por dentro y fuera de sus trabajaderas, GRACIAS.
A todos aquellos que hoy forman parte de la cuadrilla, GRACIAS.
A todos aquellos que formarán parte de esta historia Escolapia, GRACIAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario