Con los pabilos de los cirios humeantes aún, me atrevo a comentar algo sobre estas fechas inmaculistas, las cuales han estado repletas de cultos y besamanos. Dejar claro de inicio que me parece genial que se potencie esta festividad, sobre todo en nuestra tierra, que siempre ha defendido el Dogma de la Inmaculada Concepción.
El problema parte cuando perdemos el norte y olvidamos el verdadero sentido por el que hacemos algo en nuestras hermandades y cofradías, y sobre todo lo que somos y quienes somos. Se podría comenzar a hablar sin tapujos de VANIDAD, sí, esa condición que todo ser humano tenemos, que hace aflorar nuestro afán de protagonismo inherente por naturaleza. En este caso se conjuga tanto a nivel personal como de Hermandad, haciendo una mezcla de lo más peligrosa, aparte de incoherente.
Las priostías, con en el beneplácito de las Juntas de Gobierno (imagino), nos han deleitado con altares monumentales y muy bien ornamentados (vaya desde aquí mi felicitación por el trabajo que han realizado todas ellas). Hasta aquí nada que objetar. Ahora bien, habría que preguntarse si de verdad los montan para “mayor honra y gloria” de nuestros Titulares, o para “mayor honra y gloria” de su propio nombre, de quedar por encima de otros, para que “su Hermandad” sea mejor que aquella otra, que se hable más de uno u otro, que de la propia Hermandad o Imagen en sí. Lamentablemente, creo que la respuesta mayoritaria es esta última, que convertimos esto en una competición, y por tanto, perdemos toda la credibilidad que pudiésemos tener.
Yo soy el primero que disfruto con un buen altar, con que mis Titulares sobresalgan ese día (y vaya si sobresalió Ella), en que se hable de todo ello... pero no a cualquier precio. A mi todo eso no me vale si luego en los cultos no hay nadie, si puedo contar casi más cirios que hermanos en fila en una Estación de Penitencia… Sinceramente, y hablo a título personal, se pierde el sentido cofrade para alimentar el ego personal. ¿Se puede esta satisfecho de esos cultos? PUES NO. Un altar muy bonito, pero lo “disfrutan” los cofrades que van a echarle la foto (a ese, y a todos los altares del día) para luego colgarlo en redes sociales y casi que "rivalizar" entre ellos... lamentablemente el altar los hermanos ni lo ven. Ojo, no siempre tiene que ser culpa de las Hermandades, también los hermanos tienen que hacer por ir.
Todo gira en torno a esa vanidad cofrade de la comencé hablando, ya que este hecho sólo alimenta el ego de unos pocos, que se sienten realizados por lo ejecutado y su resultado final, pero no le preocupa que el fin verdadero no se cumpla. Porque si me permitís, poniéndole dos simples cirios al lado de la Imagen casi que sobraría, ya que los que van a rendirle culto son los mismos hermanos de siempre, eso sí, no estaría “tan bonito” ni se desharían en cumplidos, al contrario, encima los que no van hasta se quejarían de "vaya altar que han montado", ¡esta es nuestra Granada!. Esa es la triste realidad que yo veo, ni más ni menos.
Con todo esto no estoy diciendo que no se hagan este tipo de altares, que creo que deben hacerse por el efecto llamada que puedan tener, y porque engrandece a la Imagen Titular, pero claro, que cuando se hagan se piense en los hermanos no en otra cosa… E incluso que antes de hacerlo, todo el esfuerzo que implica el montar un altar, previamente se haya realizado en la formación de los hermanos, en intentar acercarse a ellos, en que los hermanos sientan la Hermandad realmente. Si no se ha hecho ese trabajo, todo lo que venga detrás estará vacío de contenido, por mucha carga estética que tenga.
”El mundo cofrade, como la misma vida, necesita renovación continua. Y esa renovación le viene de dentro, es decir, del fervor con que se vive la fe y la pertenencia a la cofradía y la decisión de arrimar el hombro cuando haga falta. El mundo cofrade no es para personas deseosas de protagonismo o personalismo, que no han podido encontrarlo en otros ámbitos de la vida. Cuando esto es así, la cofradía es un problema continuo. En el mundo cofrade, como en toda la vida cristiana, vale quien sirve, y no vale quien quiere servirse de la cofradía para sus intereses.” Palabras del Arzobispo de Cádiz que resumen perfectamente todo lo mencionado.
Y aquí lo voy a dejar, pero vamos, que si queréis podéis continuar vosotros mismos simplemente haciéndolo extensible a cualquier acto o a la propia Estación de Penitencia (para que queremos grandes pasos y ricos bordados, si luego no hay quien los lleve en filas…). Os invito nuevamente a reflexionar, ya que esto sólo lo podemos cambiar entre todos.
Gracias una vez más por dedicar parte de vuestro tiempo a leer este blog, y si os animáis, podéis comentar o compartir vuestras impresiones.
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Nuevamente coincido con tus opiniones. A todos nos gusta ver los altares que se montan, cada vez mejores, pero como has escrito, también sabemos que se ha convertido en una competición puramente estética. En mi hermandad (que no es esta), pasa más de lo mismo, inventan cosas para los altares, pero luego no les preguntes por los hermanos, porque les dan igual. Eso si, para Semana Santa te llaman a casa para que salgas, para que parezca una cofradía con mucha gente. Esta Navidad le voy a pedir a los reyes que traigan aire fresco a la Semana Santa de Granada, o al menos que lean y lleven a la práctica lo que dices. Gracias por compartirlo nuevamente.
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